Hija adolescente

Está ahí en su estudio haciendo como que trabaja … En realidad se pasa el rato en el ordenador, probablemente viendo videos estúpidos … Los hay que le ponen nostálgico … Otros más bien cachondo… Hoy me tiene que echar una bronca … Con lo que esto le jode … Todavía recuerdo cuando lo miraba con veneración … Desde que llegaba a clase del colegio esperaba que viniese a casa con impaciencia … Para darle un beso y que me cogiese en brazos un segundo … Antes de soltarme y no hacerme ni puto el caso por el resto de la tarde … Quizás nos pase a todos … Tendemos a idealizar la figura del padre simplemente porque es el que nos ha tocado en suerte … En el fondo es tan insignificante como cualquier otro colega suyo empleado en el ministerio … O en una fábrica de instalaciones térmicas … O en la empresa de publicidad … O en la escuela donde trabaja de maestro de cualquier materia … Claro que lo mismo podría decirse cambiando la perspectiva … Tampoco los hijos nos diferenciamos demasiado de los otros compañeros de colegio … De los hijos de los vecinos del barrio … De la caterva de primos carnales, segundos o terceros … Todos hacemos gracia hasta una cierta edad … Hasta que empieza a entreverse el adulto que seremos … Con las pequeñas o dramáticas imperfecciones geométricas … Los granos … Las grasas mal repartidas … Sin haber llegado a los quince todavía, ya se ve que no voy a ser gran cosa … Me sobran un par de quilos, aunque no se me vea obesa todavía … Tengo una figura anodina: nada que merezca la pena pararse a mirar … Ni una piernas bien torneadas y agiles … Apenas se nota dónde empieza el tobillo … Ni unas caderas bien puestas … Ni una cintura que parezca separar las partes del cuerpo como corresponde … Ni un culo que sirva para algo más que sentarse sobre él … Ni unas tetas firmes y provocadoras … Nada que no se salga de la vulgaridad … Que se libre de la indiferencia … Como mi padre, tampoco me distingo por mi inteligencia, ingenio o sentido del humor … Hoy me toca bronca, decía … No va a tener otro remedio que enfrentarse a mí porque me han pillado en el instituto fumando un porro … No lo hago porque me guste … No me sienta bien lo que sea me esté fumando … Sólo me marea hasta provocarme nauseas … Lo hago más que nada para fastidiar a mi padre … Hoy no va a poder escaparse … Mi madre no se lo va a permitir … Dejar un momento de lado todas esas mierdas del ordenador y decirme lo que se supone debe decir un padre en esos momentos … La bronca desganada me da la oportunidad perfecta para echarle en cara su desinterés, su falta de energía, su egoísmo … Lo mal padre que es … Aunque tal vez sea aún peor marido … Lo infeliz que hace a todos a su alrededor … Al final fingirá que me castiga con alguna privación – por ejemplo el teléfono móvil – que no va a tener la constancia de implementar … Y así hasta la próxima trastada en el instituto … El gilipollas sólo quiere que le dejen en paz … Llegar a casa y relajarse con sus videos en su estudio … Y yo no tengo otro afán que molestarle por la poca atención que me dedica … Aunque no me interesa para nada su atención … Menuda gilipollas yo también … De tal palo …