Cajera
Ahora, hay que reconocerlo, cualquiera puede ser cajera de supermercado … Se pasa el código de barras por el escáner y al siguiente paquetito … No hay más misterio … Antes era otra cosa … Había que saberse de memoria el precio de cada producto y tener una habilidad endiablada para teclearlo … Los que sepan de qué estoy hablando seguro que se hacen una idea aproximada de mi edad … Los que no lo sepan pertenecen a una generación que nunca vivió sin teléfonos conectados a Internet … En el mundo de las cajeras de supermercado soy una especie de dinosaurio … Vieja y, por supuesto, gorda, pues la actividad no incita a la movilidad … No me libro de ninguno de los achaques de la vida sedentaria asociados a la obesidad … Las varices … La celulitis … El hígado graso … La hipertensión… Por supuesto la diabetes … Y lo último que me han sacado: la dislipidemia … Que ni quiero saber lo que es … No es que me queje de mi trabajo … Con la cantidad de gente en paro … Sobre todo los jóvenes … Pero cuando miro hacia atrás solo veo colas de señoras enfadas porque a nadie le hace gracia esperar … Ahora cada vez se ven más señores haciendo la compra … Claro que quejarse en estos tiempos de las colas es un síntoma de cómo ha cambiado la sociedad … A peor diría yo … Con el sistema de escáner las colas ya no son lo que eran … 5 minutos de espera y ya se ponen nerviosos los cabrones de los clientes … Ya empiezan a demandar que se abra otra caja … Los hemos malcriado … Que tiempos aquellos en los que las sufridas amas de casa se tenían que comer colas de 20 minutos para poder pagar … Y tampoco se lo pasaban tan mal … Aprovechaban para hacer vida social … Poner a parir a los ausentes y quejarse de lo mal que va todo … Desde los precios a la juventud … Ahora casi no hablen en las colas … No da tiempo … Por eso no puedo evitar un extraño subidón de no sé qué … Una sensación de euforia difícil de describir … Imposible de explicar … Cuando algo pasa … Se acaba el papel de la maquinita … Se estropea el teclado … Se cae el sistema informático de las tarjetas de crédito … Cuando aparece una viejecita que se empeña en pagar en metálico y se hace un lío con las moneditas de céntimos … La cara de angustia que se les pone a los que esperan en la cola … Las miradas de ansia a las cajas inactivas … Esperando a la cajera de turno que las abra para lanzarse como lobos y saltarse a algún despistado que no se haya dado cuenta … Ya que va a esperar una de la vida … Hay que disfrutar estos breves momentos de angustia ajena …